"Gracias!"

Esas ganas de darle un abrazo, tomar su cara entre sus manos y besarla... se las tragaba... era un hombre y caballeroso ante todo... nunca se había podido resistir a esa niña desde que la vió entrar por la puerta de la escuela y mucho menos ahora toda una bella mujer. Hoy, como muchas otras veces, se las aguantaba.

En esa carta le escribió una línea, una pequeña oración pero no podía decirle más sino se le iba a salir su corazón por lo rápido que latía al confesarse ante ella.

Un silencio incómodo en la estación.

Mientras todos abordaban ellos solo estaban uno al frente de otro, solo unos 20 centímetros les separaban... ninguno podía decir nada... él por respeto... ella porque no se decidía... o no quería darse cuenta de la realidad... a pesar de que al estar cerca de él, todo se sentía mejor...

Primera llamada para los que abordaban... tomó su maleta con sus manos sudorosas... nerviosamente le dió un abrazo fuerte... la retuvo en su pecho al menos unos 15 segundos... un beso en la mejilla mientras en su mano le depositó la carta antes de salir corriendo hacia el tren.

Con sus manos nerviosas abrió como pudo la carta... aún sentía ese abrazo... y su olor...

"Estoy orgulloso de tí, éxitos, sabes que te quiero, Rubén..."

Segunda llamada, salió corriendo... entre la gente se abrió camino hasta llegar al andén pero el tren ya había empezado su marcha...

"Rubén! Rubén!"

Gritó sin pensarlo. El se puso en pie y buscó corriendo el último vagón...

"Si?" dijo sin aliento...

Entre todas las palabras que deseaba decirle en ese momento (y en otros) solo pudo esbozar:

"Gracias!"

Mientras Rubén se perdía entre el humo en la línea ferroviaria.