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Una noche que transcurrió no como lo esperaba, no salió de los brazos de Morfeo y a él no le quedó más que verla dormir y hacerle piojito, si, ella es demasiado chineada y eso le encanta pensó el dios del sueño…
Con la llegada de la mañana vinieron las responsabilidades cotidianas pero al menos sabía que en la tarde debía sacar tiempo para ir con su madre a comer con unos antiguos amigos de la familia. Aunque ni ella se lo creía, estaba feliz por la ocasión pues después de todo, son años que llevaban sin verlo y siempre le tuvo mucho cariño.
Las familias se conocieron 18 años en las tierras del Sueño Americano. Dos culturas diferentes pero eso no impedía que compartieran después de los servicios dominicales en la casa de los Williams, después de todo, la piscina, el bosque y la cancha de basketball eran cosas que no podían desaprovecharse en una tarde familiar.
Entre todos los hijos de los Williams había uno, el menor, flaco y aspecto norteamericano, típico y era de esperarse. La menor de la otra familia, tez morena, ojos oscuros, cabello café y sin duda esa alegría latina aparte de que estaba apenas en sus 9 años. Cuatro años mayor que ella.
Después de la escuela no había nada mejor que pasar en carrera Williams Lane, tirar el bulto en el primer espacio disponible en la sala y meterse a su cuarto para ver que estaba haciendo y apurarlo en caso de que no estuviera listo. Si, era hora de ir a caminar por el bosque.
Caminar por ese bosque no tan denso pero si lleno de ramas por todo lado hasta llegar a una de las tantas nacientes que había en la propiedad. Sacar el hilo de pescar, poner la carnada y tirarlo en esas pequeñas pozas que… si, solo aluminas tenía, pero para ellos en ese momento eran todo.
Ella siempre tuvo cierta atracción por él recuerda mientras comen en la mesa esa tarde con el padre del chico. Hasta se rie sola cuando se recuerda que llegó la primera vez que habían salido juntos gritando: “Hoy fuimos de pesca!” El señor lo recuerda. “Se me hace curioso que eso siempre lo recuerden ustedes” dice y ella solo sonríe.
Recuerda cuando cogían el carro sin permiso en ese lapso de llegar de clases y que llegaran los padres del trabajo. Recorrían de nuevo Williams Lane y solo se detenían para dejar pasar un gusanito que se atravesaba en la calle… ese frenazo que daba el carro y casi como calcomanías iban a dar al parabrisas.
Por cosas de la vida, o de sus padres, ella regresó a su país natal y perdieron el vínculo. Después de todo el boom de los emails aún estaba reciente y eran muy pequeños para meterse en él, aún pertenecían a ese grupo de niños y niñas que corrían detrás de los balones de fútbol, trepaban árboles y salían a andar en bicicleta por el barrio.
Años después saliendo de la adolescencia, la edad no la recuerda pero el momento si, le dieron la oportunidad de ir por dos semanas a visitarlos, sola y ella ni lerda ni perezosa dijo que si. Si hay algo que le gustaba más que irse con sus amigos a jugar, era el hecho de viajar.
De ese viaje recuerda una vez después del servicio dominical, en la esquina donde estaba el dispensador de agua, ella estaba tomando un poco cuando él entró por la puerta del lado, se acercó despacio para tomar agua al mismo tiempo… no dijo nada, no hubo palabras… en ese momento se besaron…
Cuando se dieron cuenta, una señora había abierto la puerta también y no lo habían percatado, ella estaba en shock… paralizada… cuando la volvieron a ver de ella se devolvió por donde había ingresado… pues para ese momento él estaba casado… y como si no fuera para menos, con una tica…
Años después él vino… Se vieron en el aeropuerto, como siempre un abrazo cálido los acompañó al verse. En esa oportunidad venían los padres y claro, la esposa, que al pedirle que les tomara una foto juntos para el recuerdo no pudo negarse. En ese momento no tenían cámaras digitales, por lo que al revelar la foto se veía claramente cuando le cortó la cabeza a ella…
Ahora mientras conversaban en medio de la cena a las 3pm, recordaba todo eso y a la vez participaba animadamente en la conversación de la mesa…
-Está divorciado- le dijo el Sr. Williams
-Lo sabía- pensó- era de imaginarse, cara de buena gente ella nunca tuvo… todo fue por los papeles terminó contándole…
-Ayer le conté que comería con ustedes y se puso feliz. Te mandó saludos- dijo, esperando una reacción de ella.
Ella solo sonrió…