Esa sensación de no saber si estudiaste lo suficiente. Pensar por un momento que esas noches anteriores que se reunieron para estudiar terminó con esas famosas noches de “Velas y Vino” donde uno de tus amigos con guitarra en mano, las líricas a un lado y con esa alegría característica de todo joven, entonaba esas canciones que no se olvidan.
Existen también esas tardes donde uno esta esperando salir de clases para irse a tomar algo y compartir con los amigos. Buscar esos lugares que son baratos y concurridos por los universitarios, ver donde van a jugar pool, futbolín o simplemente hablar un rato mientras escuchan buena música. Eso me hace recordar el Doble 00, donde la atención personalizada de don Gilberto o El Flaco era fija, un apretón de manos o un beso, ni te pregunta lo que deseas porque ya lo sabe además de que si deseas escuchar tu disco favorito, tienes la libertad de pedirlo.
Cuando los profes dejan de ser solo profes y se convierten en tus amigos, espectadores de tus éxitos y fracasos. Donde no solo te regañan si deben de hacerlo sino que te felicitan o te dan un consejo sin costo alguno.
La universidad… una combinación de libros… clases… fiestas planeadas… fiestas espontáneas… bailes… amigos… profes… exámenes… palmadas… trabajos grupales… individuales… exposiciones… giras… escapadas… travesuras… y más. Es sin duda una experiencia que uno debe recordar con placer pero sobretodo aprender.
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