Relato III

- ¡Hola!

Diez segundos después todavía había un silencio y estaba inmóvil.

- ¡Hola! Con tu permiso voy a sentarme contigo a tomarme mi café ya que todas las otras mesas están ocupadas, por cierto, me llamo Diego.

Busqué tomar un trago de café pero me dí cuenta que mi taza estaba vacía. Después reaccioné sonriéndole y riéndome de mi misma.

- Perdona, puedes sentarte claro. Imagino que es difícil encontrar lugar para tomarse un café en un lugar donde todas las mesas están vacías menos una...

Llamé al mesero para pedir un café más. Con semejante compañía no iba a tener la descortesía de irme... jajaja... aunque confieso que me puso nerviosa... esa sensación llevaba tiempo de no sentirla y claro no soy mujer que huye ante cualquier cosa, más bien amo lo desconocido, la adrenalina y el buen café como el que servían ahí.

Hablamos. Si, de su trabajo, del mío, del café, de la ciudad, del clima... uno siempre habla del clima. Hasta que eran pasadas las 7pm y nos echaron porque ya era tarde.

- Bueno, creo que me voy...-dije con cierta pena porque la verdad la compañía me había encantado.

- ¿Te invito a otro café?-el silencio parecía eterno hasta que él mismo lo interrumpió.- ¿o prefieres tomar algo?- Me tomó de la mano y caminamos unos cinco metros sin haberle dicho que si o no, claro yo puse "mucha" resistencia...

La invitación fue tentadora pero algo, ese sexto sentido en las mujeres, me hizo pensarlo tres veces en cuestión de segundos... si, tres veces, porque la segunda vez esa voz dentro de mi decía a toda voz "¡dígale que si!".

- Mmmm... creo que...

- ¿Diego?- una voz femenina que se acercaba a lo lejos interrumpió el momento. Él ni se movía y por un momento sintió que era dejar a alguien sin respiración...





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