Caminaban a lo largo de la calle, era de madrugada, no había ni un alma... bueno uno que otro que se había ido de rumba pero ya iba para la casa.
Iban de la mano. Eran amigos, compañeros de trabajo.
Este frío de madrugada hizo que estuvieran cerca, más cerca de lo normal. Ese calor humano muchas veces es lo que puede quitar ese frío que la sueter no quita.
Salieron de una fiesta, la de la compañía. Caminaban... vacilaban... se conectaban... se acercaban...
Él la rodeó por la cintura... la acercó a su pecho. Sus miradas se cruzaron en un instante, sin tiempo, sus ojos brillaban. Ver los labios... desearlos... esas cosquillas que recorren el cuerpo en milésimas de segundos...
- No puedo...
Dijo ella mientras él dibujaba con sus dedos, los labios de ella.
- Tengo novio...
Mientras la mano acariciaba su cuello lentamente
- No debo...
Tomaba su cara entre sus manos y la acercaba a su boca
- Acabo de terminar y es muy pronto...
Un beso... dos besos... tres besos...
- He bebido mucho hoy...
Rodeándo con sus manos el cuello de él
- Se me acabaron las excusas...
- Gracias a Dios
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Hermoso! Me trajo buenos recuerdos de una aventura vivida hace unos años con una amiga de la infancia. Llegada la hora, se acabaron las excusas.
ResponderBorrarBuen post mi querida amiga. Un enorme abrazo!
Jijijijiji... que dicha que te trajo buenos recuerdos :P es que a veces no hay excusa que valga... un beso!!!
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