¿Cómo enfrentar al dolor? ¿catastrofismo o aceptación?
¿Es posible que nuestros pensamientos influyan en nuestro estado físico? La respuesta es sí.
En personas con dolor crónico (presente
en enfermedades reumáticas como la artritis reumatoide y la
fibromialgia) pueden existir dos actitudes contrarias: el catastrofismo y la aceptación.
Las personas con percepción catastrofista suelen tener una visión muy negativa respecto a su dolor:
no puede dejar de pensar en él, sienten que son incapaces de
controlarlo y exageran las propiedades amenazantes de los estímulos que
les provocan dolor.
Diversos estudios han demostrado que el catastrofismo influye mucho en las reacciones físicas del cuerpo ante el dolor:
- Provoca una mayor intensidad y debilidad al dolor.
- Genera una disminución de la realización de las actividades diarias.
- Influye en la incapacidad laboral.
- Incrementa la depresión.
- Induce a que los tratamientos farmacológicos tengan menos adherencia.
- Hace que haya una predisposición para que el dolor no crónico se vuelva en crónico.
- En personas sanas con puntuaciones altas de catastrofismo, es más probable que en un futuro sufran de dolor crónico.
Ante esta actitud existe un remedio: la aceptación.
La aceptación al dolor es una actitud donde se aprende a tener una vida digna a pesar de él.
La aceptación no es rendirse o resignarse. Es aceptar lo que no se puede cambiar. Implica tener experiencias dolorosas sin que eso influya en nuestra conducta ni en la realización de nuestras metas en la vida.
Una persona con una perspectiva de
aceptación sigue realizando las actividades que le son agradables y
necesarias (dentro de sus posibilidades), a pesar de tener dolor. No se
ve a sí misma como una víctima.
¿Pero qué beneficio tiene que cambie mi actitud a la aceptación?
Muchos.
Está comprobado que las personas con mayor aceptación del dolor refieren menos dolor, ansiedad y depresión, tienen menos discapacidad, mayor nivel de actividad y un mejor estatus laboral.
Debemos saber que el nivel de aceptación no está en función del dolor, es decir, una persona no presenta más aceptación por tener menos dolor.
La aceptación contribuye a reducir significativamente el catastrofismo
y a obtener resultados positivos en el dolor crónico y en la depresión.
Además persona con aceptación tiene más estrategias activas de
afrontamiento (distracción, relajación, ejercicio, etcétera), por lo
tanto se encuentra más saludable.
El sufrimiento es una parte inseparable
de nuestras vidas. Estemos enfermos o no. Aceptar que es normal sufrir
por ciertos acontecimientos en la vida es lo más sano y nos permite
actuar en nuestro propio beneficio.
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